NO ME DEBE NADA

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Señor, ¡qué bueno es saberte a mi lado; bailando conmigo las melodías del alergre triunfo; y cargándome en tus brazos en tiempos de dificultad!

[Dios] «Él es mi aliado amoroso y mi fortaleza, mi torre de seguridad y quien me rescata. Es mi escudo, y en él me refugio» 
               Salmo 144: 2 – 3(a) NTV

Vivimos en una sociedad en que, aún la mayoría de las personas dicen creer en Dios, pero, por alguna razón, su manera de hacer la vida desmiente sus creencias. 
Sin embargo, como lo veo, este asunto no está en función de la declaración de si creemos, o no en Dios, Más bien todo tiene que ver con un doble cuestionamiento básico:
¿Quién es Dios para tiI? 
¿Qué lugar ocupa en tus pensamiento y decisiones?
Porque, de quién sea Dios para ti, y qué lugar ocupa su persona y verdad en tu mundo interior, así será tu reacción respecto a tus gozos y alegrías, así como frente a tus tiempos de pruebas y sinsabores.

En mis tiempos de gozo, él me hace consiente de que NO ME DEBE NADA, y aún así me permite experimentar bendición y privilegios. Él es «mi aliado amoroso».
En mis tiempos de dificultades él es mi refugio, mi fuerza, mi torre de seguridad, mi escudo; tal como el rey David lo promulgó.

Señor, ¡qué bueno es saberte a mi lado; bailando conmigo las melodías del alergre triunfo; y cargándome en tus brazos en tiempos de dificultad!
Eres tú quien le da color a mi mundo, allana mi camino cuando se vuelve escabroso y me llenas de esperanza, cuando creo que todo está perdido. 
¡Qué bueno es contar con tu presencia constante y eterna!
¡Qué bueno es saberte remando de mi lado y a mi favor!
¡Sin ti, simplemente no concibo la vida; no tendría sentido alguno mi existencia!
       Lic. Eunice Aguilar N.

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